EL DEBER DE REGALAR

EL DEBER DE REGALAR

¡Todo el mundo se pone generoso en Navidad! en nuestro medio, tarde se nos hace por acabarnos el aguinaldo.

Esa fiebre por gastar es un síndrome anual que nos vuelve pobres cada fin de año. Somos víctimas de la mercadotecnia que huele a negocio después del aguinaldo, e insiste tanto, que no solamente arrasamos con el aguinaldo, sino que, además, raspamos de más nuestras tarjetas de crédito.

Este fenómeno de nuestra riqueza pasajera y nuestra pobreza permanente nos da solo un chispazo de felicidad durante la Navidad, para la lamentarnos el 26 de diciembre, haciendo votos al futuro para ser más mesurados en nuestros gastos.

¿De dónde viene esto de regalar por costumbre?

Resulta que cada fin de año, disfrutamos de un dinerito extra por aquello del aguinaldo y del fondo de ahorro, y somos ricos de momento y gastamos como tales.

Este espejismo del regalo obedece a una antigua costumbre europea de regalarse entre la familia y amigos, unos dulces propios de la época.

De estas costumbres ya cristianizadas, resulta el afán de regalar y regalar … hubo un tiempo en el que la publicidad institucional era más coherente y recomendaba regalar afecto y no regalos.

El mexicano no se limita al afecto, no le sabe, como que no encaja con su naturaleza y prefiere además de dar afecto, también regalos.

¿Qué es lo que más se regala?

¡Vaya!, buena pregunta … uno se conforma en ampliar el guardarropa, pero a los amigos, familiares y a los "cuates", a ellos hay que surtirlos. Lo que más regalan en nuestros tiempos, es la tecnología: los smartphones, memorias USB, computadoras, videojuegos, suscripciones a Netflix, unos buenos audífonos inalámbricos o algún monito impulsado por electricidad; entre la familia, se vale también regalar tenis "de marca", algunos guantes, chocolates, dulces y turrones.

¿Y te acordaste del niño Dios? Él no quiere regalos, va a por el premio gordo ¡quiere tu corazón, que lo reconozcas y que lo ames, para luego devolverte el regalo de la Vida Eterna!

En todo caso, es lo que tiene más valor porque este, es infinito.

El deber te dicta: Ama a Dios y a tu prójimo como a ti mismo … y que mejor regalo para esta Navidad que aspirar al regalo de la Vida Eterna.