EL ÁNGEL PRECURSOR

EL ÁNGEL PRECURSOR

Dice el Evangelio de San Mateo, elegido para esta segunda semana de Adviento:
"He aquí que envío mi ángel ante tu faz, para que prepare tu camino ante ti".

El Adviento y el Precursor, son el tiempo y el ángel que preparan la venida de Jesús: el gran acontecimiento para la humanidad, en el que la Segunda Persona de la Santísima Trinidad se encarna en la Virgen Purísima, la Virgen María. ¿Para qué? Para traer al mundo a la Promesa, que, desde tiempo antiguo dio Dios Padre a la humanidad vencida por el pecado; y este fue el Redentor, que había de pagar con su Cuerpo y con su Sangre las veleidades del pecado de los hombres.

La preparación de su venida (Adviento) corrió por parte de San Juan Bautista, primo de Jesucristo, que predicó con la palabra y con su santa vida, las virtudes que se derivan, las ensalza Jesús y lo propone como modelo para imitar su vida. San Juan Bautista llevaba una vida austera, alimentada con miel y saltamontes para fortalecer el espíritu y templar el cuerpo, tan dado a la molicie. Fue constante en anunciar la venida del Mesías, y reprender con rigor los escándalos de Herodes, cosa que le valió ser condenado a muerte por el capricho de una mujer hecha pecado.

Las virtudes que se derivan del actuar de este "ángel Precursor" del Mesías fueron: mantenerse firme en la Fe, absteniéndose de todo pecado, y ser constante en el bien, sin que ningún aire lo moviera como a la "caña agitada por el viento". El Precursor tenía que ser tan puro como su anunciado. Esta Pureza a la que nos referimos, es el azote de los pecadores de hoy, que no conocen ni el término, ni su significado. La virtud de estar "limpio" ante los mandatos de Dios, o sea, la ausencia de pecado, de la contaminación, la suciedad, tanto física como espiritual. Esta pureza es "reflejo de la belleza eterna". Es la manera de ver la vida desde Dios y con los ojos de Dios.

Además, San Juan Bautista nos propone la mortificación de los sentidos, una virtud verdaderamente católica ... sujeta a una vida austera, llevada al grado de heroísmo, viviendo en cuevas y cavernas del desierto.

Otra virtud que nos propone Jesús refiriéndose a San Juan Bautista es sin duda la fidelidad; ésta se manifiesta en cumplir la misión que le fue confiada. Este Santo Varón del desierto ... fue por boca de Jesús: "En verdad os digo que entre los nacidos de mujer no se ha levantado nadie mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él" (San Mateo 11:11).

Fíjense, en esta afirmación del Redentor: "el más pequeño, es mayor que él"... Esta promesa de santidad en la Gloria debe orillarnos a buscar las virtudes de Juan el Bautista, para garantizar esta maravillosa promesa de ser, aunque sea el más pequeño en el reino de los Cielos. Y sobre todo, esta cita nos habla de la superioridad de la fe en Cristo sobre la antigua religión mosaica.

Aprovechando, este tiempo ... ¡aspiren a ser el más pequeño en el Reino de los Cielos!