¿CONQUE TÚ ERES REY?

¿CONQUE TÚ ERES REY?

Contestó Jesús: "Tu lo dices: Yo soy Rey, Yo para eso nací y para esto vine al mundo, a fin de dar testimonio a la verdad" (Juan: 18:37).

El último domingo del Año Litúrgico del rito romano, se celebra la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, que responde a la pregunta de Poncio Pilatos por parte de nuestro Salvador, en el interrogatorio del pretorio.

"Tú lo dices: Yo soy Rey"... Con esta afirmación el mismo Dios-hombre se proclama Rey.

Llevamos casi 2,000 años en ardiente espera de su regreso..."Entonces es cuando verán al Hijo del Hombre viniendo en una nube con gran poder y grande gloria". (Lucas 21:27).

El Rey del Universo regresa a cumplir con el Misterio de la Remuneración y dar a cada uno lo que corresponde.

Pero las Sagradas Escrituras también dicen que entonces apenas encontrará fe en el mundo; y así como nacía la Iglesia, entre falta de fe y persecuciones, así terminará y será el fin de la Historia.

El origen del hombre se encuentra envuelto en este misterio: La Rebelión de los Ángeles en el Cielo, antes del principio de los tiempos y era preciso reponer en el cielo las almas angelicales que arrastró Lucifer con su "Non Serviam".

¿Cuántas fueron?... Dicen los entendidos que fueron miríadas de miriadas era una cantidad muy grande, imposible de calcular o de limitar, y que en griego clásico corresponde al número 10 4. También se dice que era una tercera parte de una innumerable compañía de Ángeles (Hebreos 12:22). Si la tercera parte es un dato exacto, dos terceras partes de los Ángeles están todavía al lado de Dios.

¡Qué misterio y qué barbaridad!... Si los Ángeles son espíritus puros, ¿qué podemos esperar de nuestro actuar...? Es por eso que el Rey del Universo o sea Cristo Jesús nos tiene tanta paciencia y aplica más su Misericordia que su Justicia... pero todo tiene un límite y, en nuestra espera, uno de los alicientes de la fe es su Justicia.

Tenemos que estar conscientes de quién es Él y quiénes nosotros... Nos formó del barro de la tierra, pero a imagen y semejanza del Él... Barro y dignidad, y con esta combinación de elementos tenemos que transitar por la vida, nos arrastramos por el barro y nos elevamos como los Ángeles.

Para comprender todo esto, es necesario ponernos en nuestro lugar y entender que su Misericordia está en función de nuestra debilidad y nuestra Redención en función de nuestro decoro.

Y algo más misterioso e incomprensible es su Amor, que es de tal magnitud, que se anonadó a Sí mismo para tomar de nuestro barro y ponernos el ejemplo de que ¡sí se puede!... ser humano y Santo. Él, Jesús el Dios-hombre, es el que se preocupa más por nosotros que uno mismo.

Imagínense ... ¡El Rey del Universo! ... ¿Entienden qué quiere decir esto?... Que el Rey de la creación es Rey no nada más de este planeta que le plugo a Dios ser el enclave de la Redención, sino que es el Rey de todo el Universo, con su infinitud, sus miles o miríadas de miríadas de cuerpos celestes, de otros mundos, de todos los tesoros que se encuentran en él, de la increíble inmensidad del universo, de otras las criaturas si las hubiera. Él gobierna con cetro de Amor a las personas, a las naciones y al universo entero... y nosotros ¿Qué somos? Nada y todo... nada en relación con lo que poseemos y todo por el bautismo que instituyó en el Jordán, al ser bautizado por San Juan el Bautista. ¡Ser hijo de Dios es la mayor de las gracias!

Este Rey, para hacer lo que hizo y despojarse de tal dignidad por amor a nosotros, dio la vida y cargo con nuestros pecados... ¡Simplemente es un misterio, pero de Amor! He aquí la palabra clave... AMOR.

¡Loa a Cristo Rey del Universo!

SAPIENTIA LDI

EDITORIAL