AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS

AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS

Esta frase atribuida a San Agustín es una síntesis de la doctrina cristiana. En apariencia se oye muy sencilla, pero contiene un manantial de sabiduría:

El que ama, no hace daño por amor.

El que ama, tiene a Dios presente en cada momento de su vida porque Dios es el supremo amor.

El que ama cumple el primer mandamiento de la Ley y además, cumple con el consejo evangélico de: ama a Dios y a tu prójimo como a ti mismo.

La perfección en el amor salva, seduce, apasiona a cualquier hijo de Dios, porque al amar a Dios primero, ama la obra de sus manos: el hombre, al planeta, a todas las criaturas fruto de la creatividad divina.

Ama el amanecer, los luceros y el firmamento, los mares, ríos y lagos.

Ama lo grande y lo pequeño, lo simple y lo complejo, y se maravilla de la obra de las manos del Creador.

Y aterrizando este amor en el entorno individual, amas todo a través del prisma divino, a tu esposo o esposa, a tus hijos, tu trabajo, compañeros y amigos en la abundancia o en escasez.

Amas la huella de Dios en tus hermanos, en las flores, los estanques, la alta montaña y el profundo abismo.

Te maravillas con los habitantes del mar: sus corales y sus flores marinas, el agua salada y todos los procesos químicos que se originan en ella. Todo te habla de perfección, armonía y abundancia.

Sólo el hombre tiene la opción de no amar … y esta libre decisión, es la base donde se finca el pecado para dar al traste a tanto amor.