¿ QUÉ HAY DE OCULTO EN EL CIELO ?
¿ QUÉ HAY DE OCULTO EN EL CIELO ?
La mente del hombre común está reducida a un entorno muy limitado. Poca gente eleva la mirada por encima de sus narices.
Los problemas que nos rodean en el minúsculo mundo en que vivimos, nos tiene atrapados en sus vicisitudes.
¿Cuál es el mundo en que vivimos?... No es otro que aquel que un polvo en el firmamento, un pequeño planeta, dentro de un sistema llamado Sistema Solar, que está en el borde de nuestra Galaxia, la Vía Láctea, y que contiene más o menos entre 200 a 400 miles de millones de estrellas. Entre ellas se encuentra nuestro Sol, que para nada se compara con las gigantes estrellas de nuestra Galaxia.
Y te has preguntado porqué ese derroche de "creatividad", para qué sirve, si apenas hemos sido capaces de poner un pie en nuestro satélite, la luna, que no es "un gran paso para la humanidad" sino una gran pregunta que queda en el aire.
Nuestros astrónomos con todo y sus adelantos científicos y de haber puesto en órbita un telescopio llamado "Hubble", con un gran lente para escudriñar el Universo, se enfrentan a las limitaciones del conocimiento al reducir el Universo visible a una dimensión ridícula de 93,000 millones de años luz. Es posible que con el telescopio "Alma", en el Desierto de Atacama, Chile, y otros proyectos internacionales en marcha, lleguen a ampliar nuestro conocimiento, pero aun así será muy limitado.
¡Qué afán de conocimiento para caer en una mayor ignorancia!
El cielo, o sea el Universo, es un "platillo" fuera de nuestro alcance.
Con la problemática global y el mundo a punto de estallar ¿Para qué? No está definitivamente a nuestro alcance. Ya constatamos que los planetas de nuestro Sistema Solar están vacíos y con muy pocas posibilidades de sacar algún provecho de ellos... Y fuera del Sistema Solar, el más próximo es Alfa Centauro, a una distancia descomunal como para hacernos ilusiones.
Definitivamente el cielo sólo es posible por medio diferente de conocimiento y el boleto para el mismo... es la muerte. No la muerte como la conciben los racionalistas y ateos, sino la muerte como la conocemos los que creemos en Dios por medio de la fe.
El Cielo se hizo para los resucitados después de la muerte y el Juicio Universal. El "vehículo espacial" para transitar el Universo será el cuerpo glorioso de cada uno de los que resuciten y hayan muerto en estado de Gracia. Por medio de este vehículo personal podrás satisfacer la curiosidad por el conocimiento del Universo; la velocidad será proporcional al pensamiento y las grandes distancias entre galaxias serán cosa habitual. Además, el Universo y todos los cuerpos celestes que te encuentres serán vistos a través de una visión sobrenatural y contendrán una espectacular cantidad de vida natu-sobarenatural, nunca antes vista. Cada región del Universo florecerá con la infinita Sabiduría de la creatividad de Dios y gozarás la obra de Sus Manos. Es por demás decirte que no requerirás ningún artilugio tecnológico para sobrevivir, ni ningún aliento especial para tus viajes interestelares a la velocidad del pensamiento.
El cuerpo glorioso será tan eficaz que nunca se desgastará por el uso al más recóndito confín de la Creación y entenderás el fin para que fueron concebidos. Te admirarás de la sutil música celestial que te acompañará durante el viaje y doquiera que vayas, Dios estará presente, conduciéndote por el camino.
Por lo que sabemos por la fe, los únicos cuerpos con estas características en la actualidad son el de Nuestro Señor Jesucristo y la Virgen María, quienes habitan en el cielo y no por eso se despreocupan de sus hijos acá en la Tierra; como Dios, Jesús es Omnipresente y la Virgen posee la gracia de lo "multibilocación" (se puede decir así), por la que pueden estar presentes en cualquier lugar simultáneamente y eso no altera su estado de beatitud.
¿Cuántas veces has oído que la Virgen se aparece a los humildes y les da consejos y presagios para que ordenen su vida y la de los demás con el afán de participarnos de la vida de ese Cielo, que ni idea tenemos de la dimensión del mismo?
El Cielo, con nuestra imaginación imperfecta y nuestra fe limitada, no nos da idea precisa y normalmente lo reducimos a un estado de beatitud permanente, sin tener en cuenta la dimensión de la creación infinita del Universo y nos da una impresión muy reducida.
En estos momentos que vivimos durante la pandemia, estamos distraídos por la enfermedad, la economía, la política, que si la vacuna, que si no me alcanzó la quincena, etc. Y en todas estas distracciones tan pequeñas dentro de la pequeñez, olvidamos nuestro último fin: ¡el Cielo infinito, adorando al Bondadosísimo Dios de la Creación!
SAPIENTIA LDI
EDITORIAL