EL SIERVO, EL SOLDADO Y EL CABALLERO

11.01.2024

Cuando hablamos de amor siempre surge una forma muy singular de expresarlo: las novias lo manifiestan con pasión y, ésta a su vez, como un sometimiento con obediencia, y firmeza o con la educación y amable trato de un caballero.

El siervo ama sirviendo al ser amado con respeto, miedo y obediencia.

El soldado ve en el objeto amado a la autoridad y se somete a sus órdenes y caprichos, mientras que el caballero ama con cortesía, dulzura y admiración.

Estas variantes en la forma de amar se traducen en estadías más etéreas, en órdenes religiosas donde prevalece la humildad de un siervo y aman a su Señor y Dios con sencillez, pobreza y obediencia. Hay comunidades que subrayan más una virtud que otra, y, eso les da una característica a su vida religiosa.

La otra forma de amar es la del soldado, a cuyas órdenes se encuentran el pequeño Ejército, cuyo rasgo principal es la obediencia y, el Prior, la mayoría de las veces, lleva el nombre de general, como entre los Jesuitas. Por último, la otra forma de amar es la del caballero que brillaba mucho en la Edad Media, independiente de la vida religiosa, ellos tomaban a la Virgen María como un dechado de virtudes que adornaban a una dama medieval.

El caballero rendía armas ante su imagen y todos sus compañeros luchaban en su nombre para gloria de ella. Su rasgo característico es que veían en la Virgen a la Dama divina, a la cual, se encomendaban y dedicaban todos sus triunfos en la batalla. Así era la Orden de los caballeros cristianos que marchaban por toda Europa, dejando un rastro de castillos y fortalezas, a lo largo del camino hacia Jerusalén … y también, un corazón enamorado.