EL ADVIENTO

EL ADVIENTO

Es el acontecimiento que marcará la historia en un antes y un después. Es el momento en que Dios escoge para venir al mundo a redimir al género humano... Es la plenitud de los Tiempos en el que el Verbo de Dios o sea la Palabra se hace carne por amor a los hombres. El momento más sublime de la historia en el que el Señor y Creador de todo lo visible e invisible se hace Hombre, encarna nuestra debilidad para cargar con nuestros pecados. Ante este misterio de amor debemos tomar conciencia de lo que representa para la humanidad y en particular para cada uno de nosotros. Este momento nos abre las puertas del paraíso celestial para toda la eternidad.

Sólo nos pone una condición para que su Encarnación tenga sentido y rebele el misterio de su acción: ¡hagan lo que Él diga!... Esta es la respuesta de su Madre Santísima en las Bodas de Caná... ¡Hagan lo que Él les diga! Y para tal efecto, nos deja su doctrina, su Iglesia y su ejemplo.

La Iglesia es la presencia espiritual del Señor que nos dice a través de Ella, cual debe ser nuestra vida.

El mundo material que nos rodea es un simple facilitador para lograr la Santidad... ¡Sed perfectos como nuestro Padre Celestial es perfecto!... ¡Una hipérbole de San Mateo!... Claro que no el contexto de este mandato está sumergido en el amor... En esto estriba la perfección... Y como dice San Juan de la Cruz... "Al atardecer de la vida te juzgarán en el amor" ... no por lo que hiciste sino con que amor lo hiciste.

El mayor mandamiento es el amor a Dios sobre todas las cosas... y el que le sigue es "Amarás a tu prójimo como a ti mismo, aquí está comprendida toda la doctrina contenida en los Evangelios... ¡El amor!

El adviento es un tiempo que en latín significa adventus Redemptoris o bien "Venida del Redentor" y se trata del primer período del año litúrgico cristiano y comprende del 28 de noviembre al 24 de diciembre. Es un tiempo de alegría, y agradecimiento por el advenimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Se celebra durante los cuatro domingos anteriores a la Navidad.

Para los fieles católicos este es un tiempo de reflexión y de perdón. Durante el advenimiento en las Iglesias, y en algunos hogares se coloca una corona de ramas de pino, la cual tiene cuatro velas, una por cada domingo de adviento, que se encienden progresivamente al hacer la oración en familia.

La forma circular de la corona significa que no tiene principio ni fin. La luz de las velas simboliza la luz de Cristo, mientras el color verde de las ramas represente la esperanza y la vida.

Es preciso señalar que el Adviento también marca el comienzo del Año Litúrgico. La mayoría suele poner tres velas de color morado y una de color rosado.

En este caso, se comienza con los del color morado los tres primeros domingos. El cuarto domingo de Adviento se enciende la vela de color rosado, debido a que ésta indica que la Navidad está cerca.

El color morado simboliza la espera, la penitencia y la preparación para la llegada de Jesús, mientas que el color rosado es el gozo.

La corona y su conjunto esta destinada a recordarnos tanto la inmortalidad de nuestras almas, como la promesa de Dios de vida eterna, para nosotros a través de Cristo.

De alguna manera las antiguas culturas celebraban con anticipación una figura del Adviento. Desde antiguo hay personajes en el viejo testamento que esperaban la venida del Mesías, como Abraham: Dios dijo a Abraham que su descendencia iba a ser tan numerosa como las estrellas del cielo y las arenas del mar.

A David: Dios le dijo que el Mesías iba ser de su familia.

A Isaías: Dios le dijo que el Mesías iba a nacer de la Virgen.

A Jeremías: Dios le dijo, que cuando naciera el Mesías, Él iba a dar a los hombres un corazón nuevo para conocerlo y amarlo mucho.

A Ezequiel: Dios le dijo que el Mesías iba a resucitar.

A Oseas: Dios le dijo que de Egipto iban a llamar a su Hijo.

A Zacarías: Dios le dijo que su Hijo iba a entrar en Jerusalén montado en un borrico.

A los Reyes Magos: Esperaban la venida del Salvador de los hombres.

Y a los Pastores: Fueron avisados por un Ángel del gran acontecimiento.

Así durante más de tres mil años, las generaciones se han preparado para el Advenimiento del Salvador del Mundo y el Eje de toda la historia está fincada en este hecho: La Redención del género humano.

Ahora ya próximos al final de los tiempos en que la degradación moral y espiritual ha llegado al colmo, todo nos indica que el regreso del Señor o Parusía esta próximo, y es momento de reflexionar en estos dos grandes acontecimientos la conmemoración de su Advenimiento y el Regreso de Jesucristo a cerrar el ciclo de la historia. Así que alegrémonos por el advenimiento y su Parusía.

No debe haber miedo, ni dolor, sólo tener la certeza de hacer: "Hagan lo que Él les diga"

Laus Deo.

SAPIENTIA LDI

EDITORIAL