¿CÓMO ENTENDER LO QUE ESTAMOS VIVIENDO?

03.02.2022

A partir del año 2020, los hombres de muchas naciones empezamos a ver la vida de una manera insólita; quizá sólo los países que sufrieron gravemente las grandes guerras del siglo XX y del presente, entendían lo que era paralizar el tiempo, frenar actividades, frustrar anhelos, llenar hospitales y poblar cementerios.

Para nosotros los mexicanos de esta generación, ya no nos tocó ver las tragedias sufridas por la Revolución y por la persecución religiosa de 1926 a 1929, por lo que la nueva manera a la que nos obligaron a vivir recientemente, en realidad, no sólo nos ha parecido extraña sino en algunos aspectos, arbitraria y antinatural, tanto en el orden individual como en el familiar y social.

Quizá algunos ya se están adaptando a la "nueva normalidad" que nos han querido imponer porque desde el año 2000 han creído absolutamente que las cosas son tal como las describen las autoridades en medios de comunicación oficiales. Otros, por desgracia, aún están padeciendo las consecuencias por las pérdidas económicas sufridas o, peor aún, porque perdieron a algún ser querido cuando menos lo esperaban.

Es innegable que a todos nos ha afectado, en mayor o menor grado esta nueva situación: los abuelos, encerrados, aislados, tristes o deprimidos; los hijos adultos, restringidos a visitar a sus padres por temor del contagio; los niños o jóvenes, aprendiendo deficientemente en las clases virtuales y divirtiéndose entre las cuatro paredes de su casa o entrenando algún deporte con cubrebocas... ¡hasta los novios, dándose muestras de cariño con cubrebocas!; los trabajadores sometidos en sus largas y calurosas horas de trabajo sometidos al barbijo y a la mascarilla de plástico. En el campo religioso, los Templos cerrados o semicerrados, la Comunión dada en la mano (¡vaya "sano" sacrilegio!), la Ceniza puesta por uno mismo, las Confesiones, en un carro o en la vía pública, los Párrocos con menos trabajos, los fieles, cómodamente encerrados, y cuando los Templos están abiertos, ¡están vacíos!... ¿Qué decir de los enfermos? Están absolutamente aislados, agonizantes solitarios, y los muertitos (de quienes dicen "que todos murieron por Covid"), terminan embolsados sin cristianas preces y sepultura, y los que tienen el privilegio de terminar en el Camposanto, son acompañados por pocos pues la asistencia de los dolientes está restringida... Finalmente, la mayoría de los que aún estamos vivos por gracia de Dios, vive con un temor excesivo al contagio: ya no se escuchan los "buenos días", ni los cantos en los Templos, ni se sienten los abrazos entre los amigos o entre los seres queridos; no sólo la urbanidad ha venido a menos sino, peor aún, la Caridad: los hijos adultos ya no visitan a sus padres ancianos o les dejan la comida en la cochera cual si fueran animalitos, no los visitan si padecen Covid o se privan de su bendición final si fallecen...

¿Y qué decir del tema de los vacunados y no vacunados? Familias divididas por el tema, puertas cerradas a los miembros que libremente decidieron no inocularse una sustancia experimental, etc., etc.

Todo esto que hemos dicho, todo ha sucedido, nada lo hemos inventado porque hemos sido testigo de ello.

¿Cuáles son los frutos de la pandemia en México?

En los habitantes, muchos contagiados, muchos enfermos graves y muchos muertos, aunque no todos hayan muerto por Covid.

En la economía, muchos negocios pequeños y empresas, no tan sólidas financieramente, quebraron, cerraron o por lo menos se debilitaron; familias con serios problemas económicos por quedar algunos desempleados e improvisación en ventas de productos caseros.

En la educación, deserción escolar por falta de equipos, de dinero, de instructores o de suficiente motivación para la educación virtual, deficiencia de aprendizaje por educación a distancia, afectación emocional en niños y jóvenes por pasar muchas horas sentados frente a la máquina y poco sano entretenimiento. Y en la educación presencial abundan controles excesivos sobre alumnos y maestros.

En la familia, algunos miembros han resentido el encierro y han resultado afectados por depresión, irritabilidad, impaciencia, etc., al grado de presentarse un aumento notable de casos de violencia intrafamiliar. Las madres, trabajadoras o no, han estado más estresadas por fungir como "maestra" de sus hijos por la educación virtual. En general, las familias se muestran temerosas de recibir visitas, o se encuentran divididas por las distintas posiciones sobre cómo enfrentar la pandemia.

En la vida social, a los espacios de convivencia social (restaurantes, salones de eventos, hoteles, estadios deportivos, clubes, antros, etc.) se obliga rigurosamente a los visitantes que entren con cubrebocas. Curiosamente, al cruzar el tapete sanitizante, todos conviven relativamente cerca, lógicamente sin cubrebocas al momento de comer, beber, fumar o hablar por celular... Como si en esos momentos el virus desapareciera mágicamente. Lo mismo sucede en el transporte público que va atiborrado de gente, es decir, sin sana distancia.

En lo religioso, los templos pasaron de cerrados a semicerrados, o con horarios restringidos, disminución de Misas y de Sacramentos, disminución de fieles en eventos religiosos, cancelación de Fiestas Patronales y Procesiones y hasta de muestras piadosas como recorrer de rodillas el pasillo central de los templos, etc.

Y en cada persona, en la mayoría de ellas, subsiste un gran temor a contagiarse, una confianza absoluta en lo que los gobernantes dicen sobre la pandemia y, lamentablemente, una falta de interés por escuchar y analizar a los expertos que han cuestionado el fondo y la forma de la pandemia.

¿Qué hemos visto en México después de la aplicación de las "vacunas" antiCovid?

Un preocupante número de enfermos graves por los efectos secundarios y no pocas muertes inesperadas. En algunos les ha detonado enfermedades graves como cáncer, problemas de riñón, trombosis, problemas cardíacos -que antes no padecían-. En otros, sus brazos se volvieron tan magnetizados, al grado de que les pueden pegar objetos metálicos -llaves, utensilios de cocina- ¡y hasta celulares! Insistente campaña de vacunación a pesar de la ineficiencia inmunológica de las "vacunas", independientemente del laboratorio que las produce. La insistencia se convierte en presión y obligación a fin de gozar de ciertos bienes o servicios como el de viajar, entretenerse, comer en ciertos restaurantes, estudiar en ciertas instituciones, ser atendidos en ciertos hospitales, etc. Y si quieres conservar tu puesto en el trabajo, la condición es vacunarse. Casi toda la Iglesia, por su parte, se ha alineado a favor de la vacuna, instando a los fieles a hacerlo sin ningún tipo de escrúpulo.

¿Pronto desaparecerá este ambiente de pandemia y "vacunas"?

Pareciera que después de dos años, la OMS o las Élites interesadas en controlar la pandemia, están preocupadas por no haber logrado que el 100% de la población se vacunara para el 2021. Curiosamente, en la Navidad pasada, todos los negocios permanecieron abiertos, incluso, algunos con sobrecupo, porque el Gobierno "calculó" que no habría tantos riesgos; algunas instancias llegaron a sugerir que se cancelaran las reuniones decembrinas, pero, eso sí, no las ventas. Claro, no podían impedir a los comerciantes las extraordinarias ganancias monetarias por la época pero, apenas empezó el año 2022, el Gobierno empezó a alarmar a la sociedad por los cuantiosos contagios y atenciones médicas -no así las muertes-, por la nueva cepa Ómicron, que por cierto, reconocen que es menos letal. Y ante ese panorama, cierto o ficticio, se pospuso el inicio de clases presenciales pero, sobre todo, a exigir la vacunación y a poner más cotos a los no vacunados, lógicamente porque tienen el mandato implacable de la OMS -entiéndase, los que de verdad gobiernan al mundo desde las sombras, el llamado "Estado Profundo"- para que vacunen al 100% de la población, a cambio de seguir recibiendo apoyos y reconocimientos de los países poderosos.

Entonces, ¿no se ve próximo el fin de la pandemia?... Te contestaré con otra pregunta: ¿Acaso la pandemia y las medidas restrictivas se han frenado o disminuido de 2019 a 2021?... Por supuesto que no, por el contrario, han aumentado, han ido in crescendo ... ¡Pues lo mismo pasará de aquí en adelante!... más cepas de coronavirus o de otros nuevos (espontáneos o manipulados químicamente), más medidas restrictivas en contra de los más elementales derechos del individuo (de expresión, de movimiento, de culto, de salud, de viajar), de la familia (protección, educación y salud de sus hijos) y de la sociedad (de asociación, de manifestación, de sano entretenimiento), y la obligación represiva para inocularte sustancias experimentales que alteran tu ADN, a pesar que científicos honestos se han cansado de advertirnos de lo nocivo de las "vacunas" antiCovid.

¿Las "vacunas" serán perpetuas?

Ahora nos parece entender aquello de lo que hace meses hablaban algunos acerca de la perpetuidad de las vacunas. Hasta ahora se conocen, al parecer hasta 4 refuerzos y como, aun así, no garantizan su total inmunidad, es de suponer que las cepas y las "vacunas" pueden ser en número infinito, es decir perpetuas. ¿Qué podemos esperar con esas "vacunas" perpetuas? Pues el cambio permanente (perpetuo) del interior orgánico del hombre porque el ARN mensajero modifica tu genoma. Quizá hoy, algunos no entendamos o no queramos entender a qué cambio se refieren o hacia dónde nos quieren llevar, pero al fin es un cambio. Nosotros, quizá nunca lo sepamos bien pero los manipuladores de la Biología, de la Química y de la Física, sí sepan. Esos "científicos", si saben a dónde nos llevan, pues por años lo han estudiado y experimentado; existen laboratorios sumamente avanzados tecnológicamente, cuyos productos nos resultan insospechados para nosotros, pero eso no quiere decir que no existan. A lo largo de estos dos años, 2020-2021, ha habido algunos científicos conocedores del trasfondo manipulador de algunas investigaciones y valientemente nos lo han advertido -a costa de su prestigio, trabajo y persecución- pero, por desgracia, los han acallado, y así será en adelante. ¡Cuántos médicos, biólogos, químicos, periodistas, influencers, actores, hombres y mujeres de prestigio intelectual han denunciado el lado obscuro de la pandemia y han sido removidos o clausurados sus medios de comunicación y hasta amenazados de muerte. Así las cosas, cada vez menos tendremos oportunidad de escuchar otras opiniones que no sean las gubernamentales. Las voces de expertos independientes, lamentablemente, han sido tachados de disidentes, rebeldes, mentirosos, exagerados o "conspiranoicos", por eso muchos ingenuos no les creen. ¿Cuánto más debemos esperar para creerles? ¿Cuántas "vacunas" más? ¿Cuántos enfermos por secuelas de la "vacuna" antiCovid más? ¿Cuántas muertes inesperadas de jóvenes, deportistas y gente sana más?

¿Este cambio es para bien?

Creemos que si analizáramos los hechos que estamos viendo con un poquito más de sentido común nos podríamos acercar a conocer la verdad de lo que está pasando. Dicen que cada ser humano es un pequeño filósofo cuando se pregunta el porqué de las cosas. Te invitamos a que, en vez de tomar la actitud más cómoda ante la pandemia, es decir, de aceptar todas las noticias de los medios de comunicación de un solo golpe como ciertas, te detengas a analizarlas, a estudiarlas y a confrontarlas con los hechos o con personas versadas en la materia, y escuches y analices lo que te dicen los pensadores independientes, pues ¿quién tiene más libertad para decir la verdad, el gobierno sometido a otros o las personas libres?

En estos dos años pasados, como nunca antes en mi vida, veo que nuestra manera de vivir la vida ha cambiado y no para bien. Como lo hemos dicho, el hombre, al cuidar con exceso de su propia salud, se ha vuelto más individualista, más temeroso del virus que de Dios y más preocupado de cumplir con las medidas sanitarias que de cumplir los Mandamientos divinos y las Obras de Misericordia; las familias, han vuelto más sus ojos a sí mismas que a los intereses comunitarios o patrióticos o religiosos; los maestros, más preocupado por mostrar a sus superiores las evidencias de su trabajo virtual que de verificar el aprendizaje científico, humanístico y artístico, y la formación de sus alumnos en lo emocional, lo moral y espiritual; los políticos, más empeñados en vacunar al 100% de la población aunque queden más enfermos y muertos en el camino, y los eclesiásticos, más preocupados en las buenas relaciones con el Estado que en el sublime ministerio de la salvación de las almas.

La insuficiencia de una mirada horizontal.

En conclusión, en estos difíciles dos años, tristemente los seres humanos hemos estado viendo, viviendo, enfrentando y juzgando todos los acontecimientos desde una perspectiva muy achatada, muy humana, muy horizontal, muy mundana, muy temporal, muy inmanente y creemos que ahí no vamos a encontrar la respuesta a muchas interrogantes... ¿Por qué no nos elevamos para ver la realidad con una mirada sobrenatural?